Presencia de los Padres en nuestra Consulta

He cogido como referencia las primeras visitas y las de formulación diagnóstica con niños de edades comprendidas entre los 4 y los 12 años. En la consulta con adolescentes, éstos acuden a veces solos y aunque les acompañen uno o ambos padres, suele darse prioridad, en esta primera entrevista, al adolescente, quedando para más adelante la visita con los padres.
Si extraemos del total de primeras visitas del año 2002, las que han asistido el padre, la madre o ambos padres, nos encontramos con un total de 442 visitas. De ellas en un:
  • 45% asiste la madre sola.
  • 6% el padre solo y
  • 14% ambos padres.
Cuando el padre no asiste a la primera visita solemos decirle a la madre que es importante que venga a la de formulación diagnóstica, una vez realizada la exploración del niño y recopilados los datos de la anamnesis.
Del total de visitas de formulación diagnóstica realizadas en el 2002, hemos extraído un total de 330 que son las que asiste la madre sola, el padre solo o ambos padres, encontrándonos los siguientes porcentajes:
  • 38% asiste la madre sola.
  • 4% asiste el padre solo y
  • 19% ambos padres.
Vemos que la asistencia del padre a las primeras visitas y a las de formulación diagnóstica, no varía mucho de una a otra.
La poca presencia del padre en las visitas favorece el hecho de que, en ocasiones, se le haga depositario de aspectos que se ven relacionados con la problemática del hijo por el cual se consulta. Estos aspectos pueden ser reales o formar parte del imaginario de proyecciones e identificaciones que caracterizan las relaciones de aquella familia.
En nuestra experiencia clínica hemos podido encontrar diversas situaciones familiares, de pareja o referidas a la propia situación personal del padre que guardan relación con la presencia del padre en nuestra consulta y que exponemos a continuación:
  • A veces el padre no acude por que no cree que la consulta sea necesaria o simplemente no cree que nuestra intervención pueda ser de alguna utilidad.
  • También puede ser que la madre lo excluya por que sienta que la consulta es tan solo competencia suya o como expresión de la relación tan estrecha que tiene con el hijo.
  • En casos de separación o divorcio, el diálogo entre los padres suele ser muy difícil y el padre suele quedar muy descolgado de la consulta. Quizás se ha desentendido desde hace tiempo.
  • Cuando el padre está en una situación muy difícil (alcoholismo, drogas, violencia o bien sufre un trastorno mental severo…), podemos encontrar inútil e incluso contraproducente su presencia.
  • También puede asistir como acompañante de la madre, delegando en ella la observación y preocupación por el funcionamiento del niño.
  • Otros pueden tener un inicio más escéptico e ir incorporándose progresivamente, a medida que van viendo de qué se trata y de que consideramos su aportación importante y necesaria.
  • En otras ocasiones su ausencia se ve contrarrestada por los comentarios de la madre, que de forma espontánea o a través de nuestras preguntas nos da la visión que el padre tiene del niño según lo que la pareja ha podido observar y conversar.
  • Evidentemente hay casos en que el padre acude y participa activamente en todo el proceso, siendo sus intervenciones valiosas y su punto de vista similar, diferenciado o complementario al de la madre.
  • También puede acudir por iniciativa propia o ser el que muestra la preocupación por ayudar y entender al hijo por el cual consulta, pero estamos hablando de una minoría, al menos dentro del ámbito de la asistencia pública.
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Eduardo Montoro

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